viernes, 1 de octubre de 2010

Entrevista al escritor Osvaldo Angel


Conocí a Osvaldo Angel allá por el año 2002, me llamó la atención su profundo conocimiento de la literatura, la rigurosidad de su trabajo,  y las ganas de crear un referente  para las letras del norte de Chile, no sé si lo logró, lo que si está claro que su ejercicio poético aún nos convoca, esta vez con un nuevo trabajo literario, la poesía en la cueca, recordando en cirta forma a lo hecho por la Violeta , Don Nicanor y Floridor Perez, con una marca personal eso sí, el norte, ese desierto que atraviesa la geografía personal y poética de  este poeta y amigo .


¿Osvaldo , en qué está tu producción literaria hoy en día?
Acabo de lanzar un libro de poesía, “48 cuecas y otros cantos”. Es un libro al que le tengo un cariño especial, ya que lo comencé a escribir aquí en La Calera a los pocos meses de haber llegado, el año 2007. Vale decir que es mi primera creación por estos lares, y la tercera luego de un silencio de siete años. Es verdad que desde la publicación de “Pequeño Merlín”, el 2003 en Copiapó, también publiqué otros libros. Pero mi producción poética se remite a esas dos obras citadas, además de “silencios no callados”, de 1999 en Copiapó.


Por otra parte, estoy concluyendo un libro de relatos, que lo vengo elaborando desde hace quince años, y pienso que ya es tiempo de desprenderme de él. Se llamará “El Tordo”, y es mi visión respecto de una obra fundamental en la literatura hispanoamericana, “El obsceno pájaro de la noche”, de José Donoso. Mi intención, al escribir el libro, no fue realizar metaliteratura porque en su momento estuvo de moda; en absoluto, sino más bien explicarme a mí mismo las obsesivas lecturas que dicho libro me produjo, y cómo, a través del tiempo, ha logrado mantenerme en el misterio.


Me dirás que se me conoce principalmente por la poesía. Sin embargo, comencé a escribir a los nueve años de edad. Eran relatos demasiado Andersenianos, que los creaba para entretener a mis hermanos cuando llegaban de la escuela, ya que mamá y papá trabajaban hasta tarde, y yo soy el mayor de cuatro hermanos.


En fin, sigo escribiendo como siempre, tanto poesía como prosa, de un modo totalmente ecléctico, libre y constante, con objetivos predeterminados hace ya casi veinte años.
¿ Cuando estuviste en el norte, junto a otros poetas armaste un movimiento interesante, algo que rescatar de esa temporada?


Bueno, creo que demostramos que la literatura del Norte no estaba seca como los cerros del desierto, como dijo erróneamente Felipe Ruiz en la extinta “Rocinante”  de marzo de 2004. En todo caso esa es la gracia, que haya discusión.


Fue una época muy interesante desde el punto de vista literario. Tú sabes que en aquel memorable encuentro de fines de 2004, logramos reunir a casi cincuenta poetas del Norte de Chile, y otros tantos de Santiago y Valparaíso. No es fácil organizar y liderar un movimiento de tal envergadura, pero no estábamos solos, conformábamos un grupo de escritores muy cohesionados. Hablo de Guillermo Martínez, Kamila Muñoz, Florencia Doray, Víctor Daviú, tú y el que habla, principalmente. Obviamente muchos más ayudaron y apoyaron la iniciativa, pero los citados se llevaron el peso de la organización. Incluso, en su momento no se le dio la real importancia que tuvo a Florencia Doray, poeta y realizadora, y de ello me hago cargo yo; tuve poca conciencia de su gestión previa a estos eventos. Su aporte fue clave.


De todo eso rescato el fortalecimiento de los lazos entre los poetas del desierto, que como dije una vez, tenemos las enormes distancias entre ciudad y ciudad como mayor impedimento para organizarnos y juntarnos a hacer literatura. Pero demostramos que no era imposible. Existen registros memorables, como el abrazo de Miguel Morales Fuentes con Eduardo Díaz Espinosa (Q.E.P.D.), tan distintos en el planteamiento poético y vital, pero idénticos en el cariño y dedicación a las nuevas generaciones de poetas. Ellos fueron y son nuestros maestros, o por lo menos de un grupo importante de poetas que supimos congregarnos en sus talleres, en Antofagasta.  No me canso de decirlo, para mí, ellos fueron en gran medida los impulsores de lo que se ha ido desarrollando en la poesía del Norte, junto a Rodolfo Khan en Arica, Eduardo Aramburú en Copiapó, por citar a los más cercanos.


Con la distancia geográfica y temporal, creo  que lo más importante de toda esa experiencia, para mí fue constatar que en todo el Norte hubo y hay poesía; que hay muchos jóvenes y otros que ya no lo somos tanto, que se tomaron el oficio en serio, nada de provincianismos, como por ejemplo Alejandro Jordán, Marcos Quisbert, Víctor Munita, S.J. Villalobos, Cristian Muñoz, Ricardo Tapia Taborga, María José Rivera, que son parte de la avanzada;  por supuesto que hay muchos que no he nombrado, como Danilo Pedamonte, Vicente Rivera, Juan Santander, Juan Malebrán, Marieta Morales, Kamila Muñoz, y un etc. que incluye a muchos buenos poetas y mejores amigos. No me nombro por razones obvias, pero creo que algún espacio me he ganado ¿no crees tú?  (risas)

¿Qué piensas de la literatura del norte de Chile, todo parece indicar que la nueva literatura en Chile se está realizando por esas latitudes?


Ya te lo dije anteriormente, tenemos mucho que decir todavía, y poco a poco hemos ido ganándonos los espacios. “Es el desierto el que avanza/ somos nosotros”, como digo en un poema inédito.


Eso respecto de la poesía. En cuanto a la narrativa, para mí es menos obvia la aseveración tuya. A mi modo de ver, es realmente más complicado autoeditar narrativa que poesía, por lo cual una gran cantidad de narradores permanece inédita. Y aunque los concursos de cuento aporten lo suyo, siempre será la punta del iceberg. Además, no estoy actualizado como quisiera en la narrativa del Norte, así que no puedo opinar más al respecto.


Pero sigo esperando, con determinación y mucha confianza, a la “escuadra nortina” que predijera don Nano Rivera, nuestro paradigma. Confío en que será así, porque ese parto depende de todos nosotros, es tarea colectiva.

¿Qué significó en tu vida compilar la obra de la escritora Rosario Orrego, la primera Novelista de Chile?


Hasta el momento ha sido la experiencia más reconfortante de mi carrera literaria, por cuanto ella me buscó a mí, y supe –creo- responder a su llamado. Además, la investigación la realizamos en familia, con Catalina Zamora, escritora y esposa mía, y Ricardo Tapia Taborga, mi compadre y compañero de ruta (que firmó con su seudónimo, Joaquín Taborga).


Es grato darse cuenta que la investigación realizada, que duró casi tres años, haya otorgado a nuestra escritora el sitial que siempre mereció en Atacama. Igual tuvimos mucho apoyo,  nos ayudó gente muy generosa, como Oriel Álvarez Gómez y René Hinostroza Tangui, cuyo aporte a la investigación fue crucial.


Es cierto que para el ordenamiento de la obra no utilizamos las técnicas académicas, por la simple razón de que no somos académicos, sino poetas y escritores. La distribución de los poemas, por ejemplo, la realizamos de forma intuitiva, obviando fechas y revistas en las cuales aparecieron (aún teniendo tales datos), etc. vale decir que nuestro método constituía casi un ejercicio taoista, por decirlo de un modo lúdico. Pero no me arrepiento de eso. Quisimos entregar así la compilación, como el azar del cual ella nos invitó a ser parte. En todo caso, espero que alguna editorial se decida por una segunda edición de este trabajo, para la cual ya tengo nuevos datos y, ahora sí, reordenaremos la compilación al modo convencional.


Y, para finalizar, te cuento una talla: gracias a la investigación de la obra de Rosario Orrego, el SERNAM me otorgó el año 2004 un premio en el Día Internacional de la Mujer, por lo cual, quizá soy el único hombre en Chile que ha recibido tal distinción en ese contexto.

¿ Algún libro nuevo, algo que nos puedas adelantar  para la Sech. Atacama?


Me parece que algo adelanté en la primera pregunta, respecto a mi libro de cuecas, publicado recientemente, y el inédito de relatos.


Pero, si quieres te adelanto que comenzando el 2011 publicaré otro poemario, “El Jote”, dedicado a los idem. Eso en lo personal, y en lo grupal (pues desde este año he sido invitado a participar en el Colectivo Poético Los H.A.N.D.S., que desde hace quince años vienen realizando poesía colectiva, esto es, escribiendo poesía de forma grupal, y mostrándola al público a través de performance y musicalizaciones) lanzaremos próximamente nuestro tercer disco, donde ya se incluyen algunos textos de mi autoría.



¿Por último, me gustaría saber como poeta de qué manera te percibes?


Mira, Cristian, es una pregunta muy buena, y te respondo con un poema de mi último libro:

CUECA DONDE ME INTUYO

Pierdes tu Norte en el polo.


Es decir, no hay un destino


fijo en ti; todo es variable,


sólo un viaje y mil caminos.





No cambiamos por fuera?


Quién lucha dentro?


Quién quiere ser el mismo?


Cuál es su centro?





Cruel es su centro, ay sí


eje del mundo.


La luz viene de adentro;


del yo profundo.





Mi destino es un eje


que en mí se mueve.





Algo quizás, quede al margen, pero mi intento en cada página es ese: percibirme, intuirme, explicarme a mi mismo, y si cabe, interpretar mi propio silencio.


Saludos.


La Calera, septiembre de 2010.-





Sech Atacama












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